No tengo vicios,
lamentablemente me dicen algunas personas. Esto de sentirse (el otro, claro) acompañado para tomar, fumar u otras yerbas... En esos casos no resulto la compañía más agradable. Supongo que no quiero sumar bebidas o tabaco a mi vida porque en el fondo estoy convencida que no podría dejar de usarlos. Tengo placeres, como todo el mundo. Mundanos y otros un poco más
sofisticados. Pero hay uno que se roba todos los lugares... No hay nada que me guste más que quedarme los fines de semana hasta pasado el mediodía en la cama.