Tarde comprendí...

No somos amigas pero me llamó para pedirme un favor.
Al escuchar su voz no pude dejar de preguntarle que le pasaba.
Me dijo que tenía muchos problemas,
que se estaba separando. Que sufría de violencia familiar.
La escuché y le ofrecí ayuda, si es que le servía de algo lo poco
que yo podía hacer por ella.
Corté el teléfono y me quede angustiada, asustada y pensando...
Yo que buscaba motivos, razones, certezas que me hicieran
entender porque ya no quería estar más casada, nunca los había encontrado.
Necesitaba excusas, poder explicarle a los míos porque quería tomar distancia.
Si tan solo me hubiese engañado o maltratado...
Qué sencillas hubiesen resultado las cosas para mi.
Me hice cargo de “mis locuras” y mis rutinas,
pero nunca hubo razones importantes para tomar semejante decisión.
Sencillamente se había terminado el amor...
Después de la conversación de hoy, agradecí no haber tenido esa clase de motivos para elegir quedarme sola.