El mundo

Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.
A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.
—El mundo es eso —reveló—. Un montón de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.
No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.

Eduardo Galeano. "El libro de los abrazos".

¿Olla a presión?

A veces me maravilla mi capacidad para determinadas cosas...
Para tolerar la estupidez ajena (aunque debo confesar que últimamente estoy perdiendo un poco la paciencia ante seres con esa característica)
Para explicarle a alguien con total tranquilidad por qué se mandó una cagada
Para argumentar mi defensa (y convencer) cuando la macana es mía
Para prestarle atención a personas que no merecen ni un segundo de mi atención
Para pedir disculpas
Para no discutir con gente que no razona (puedo intercambiar ideas, opiniones, argumentos. Pero no me tomo la molestia de hacer entender algo a quien no utiliza su cabeza)
Para quedarme callada
Para desaparecer de un lugar sin dejar rastros
Para ignorar
Para perseverar (aunque no siempre me lleve al triunfo)
Y sobre todo, mi infinita capacidad para esperar.

Nosotros y los miedos

Corría la década del ‘80.
En esa época me gustaban los programas de televisión para los grandes. Esos que estaban dentro del horario de protección al menor, cuando ese horario aún se respetaba.
Sé que era muy chica para mirar esos programas. A esta altura no sé si contaba con la autorización de mis padres para hacerlo, porque consideraban que yo era lo suficientemente madura como para entender sus contenidos, o si jamás se enteraron que los miraba.
Uno de mis preferidos era el unitario "Compromiso", que emitía Canal 13. En estos días un capítulo en particular volvió a rondar por mi la cabeza.
La historia, cuyo título y argumento no recuerdo, estaba protagonizada por Leonor Manso y Cristina Murta (estoy casi segura). Para ese entonces ellas tendrían poco más de 40 años.
Lo poco que quedó en mi memoria es que ellas eran amigas y compartían casa. Vistas con mis ojos de niña, amigas grandes en edad (a esa edad para mi eran señoras grandes) y que por circunstancias de la vida tenían que vivir juntas.
La historia terminaba con la imagen de ellas acostadas en la misma cama.*
Me acuerdo de mi cara. De mi exceso de asombro. El no poder apartar mis ojos de esa pantalla. El no poder codificar lo que estaba mirando… Y de repente, sin que nadie me lo explicara, entender que las parejas también podían ser de mujeres.
Apague rápidamente la televisión y me acosté sin pronunciar palabra.
Jamás le mencioné a mi mamá lo que había visto. Nunca le pregunte nada sobre el tema y tampoco conté que esa simple escena, esa noche, me había marcado tanto y que, a mi más tierna edad, había crecido de golpe sin poder confesárselo a nadie.



*Ya estábamos en democracia y el "destape" había invadido la televisión. Más de uno recordará los comerciales de “Hitachi” con Adriana Brodsky.

Lucy

Cada vez que esto me pasa, juro no volver a caer...
Cerrar los ojos, tapar mis oídos con mis manos, pegar la vuelta, cerrar la puerta, bajar la persiana y apagar la luz...
Pero nunca cumplo lo que me prometo... Y la veo ahí... Y mis ojos no pueden dejar de mirarla.. Y mis oídos no pueden dejar de escucharla...
Y mis ojos se llenan de lágrimas desde que la veo hasta que decido dejar de prestarle atención. Me doy cuenta que me hace mal y tengo la valentía de dejarla antes de que termine...
No puedo ser tan masoquista!!!
Quien me manda a mirar con ojos nublados "I am Sam".



(La versión de la película no la encontré. Si alguien la tiene y me la quiere pasar, estaré agradecida)

Miradas I

Cuando focalizo mi mirada en alguien es porque pasaron personas por mi lado por las cuales ni siquiera desvié la vista.
Cuando decido que quiero mirar a alguien, no es una elección fortuita o porque no tengo nada mas importante que hacer o porque cualquier persona me da lo mismo.
No miro por mirar envases. Siempre me interesaron mucho más los contenidos.
Con lo que me cuesta decidirme y mirar a alguien, cuando deposito mis ojos en otros (ojos) es porque estoy interesada.
Es que le doy una importancia fundamental a la mirada. Seguramente por eso jamás pude seguir los sanos consejos de andar por la vida observando insistentemente a alguien hasta encontrarme con esos ojos extraños.
Me cuesta mirar, soy conciente... Pero cuando por fin miro, todo mi esfuerzo cobra sentido si puede sostenerme la mirada.

Sueños

Anoche volví a soñar.
Hacía poco más de un año que no recordaba un sueño.
Pero anoche me volvió a pasar...
Los sueños que siempre recuerdo son los que incluyen a personas queridas.
No sueño con caras sin rostro. Sueño con personas con nombre y apellido.
Anoche volví a soñar... Y tuvo su parte buena y su parte negativa.
Lo bueno, obviamente, es que recuperé la capacidad de soñar (aunque esas cosas nunca se pierden). Lo malo es que por primera vez soñé con una cara sin rostro.

Tipología femenina

No soy para nada avezada en la materia.
Pero como buena observadora de la realidad, puedo aventurar la siguiente tipificación en lo que a mujeres respecta:

1) Histérica
Comportamiento: Aquella que busca de manera obscena a cualquiera que le preste un poco de atención.
Objetivos: Gustar, sentirse provocativa, deseada.
Resultados: Cuando alguna mujer la avanza, la invita, cae en sus garras, se escapa con cualquier excusa estúpida y no logra consumar el encuentro ni nada.

2) Ganadora
Comportamiento: Modo de vida exitoso. Se presenta como la mejor amiga, la mejor amante, la mejor en todo. Interesante, exquisita.
Mujeres que le revoloteen no le falta. Se sienta y espera. Cuando puede, elige
Objetivos: Resultar interesante. Agradar. Enamorar a todas. Que se den vuelta cuando pasa
Resultados: Básicamente se le acercan las histéricas. En sus primeros años sexualmente activos, suele pasarla muy bien. De cama en cama. Con el paso de los años ya conoció tanto que busca anclar su vida en alguien. A veces es demasiado tarde.

3)Frontal
Comportamiento: De caza permanente. No pasa hambre ya que siempre encuentra una presa, un hueso para roer.
Objetivos: Puramente sexuales. Seguir sumando minas.
Resultados: Siempre duerme acompañada por alguna, pero nunca estuvo con una mujer.

4)Suicida:
Comportamiento: La razón no es su principal característica. Se "enamora" y, aunque sabe que no va a ser correspondida, se declara a la mujer que le gusta.
Objetivos: Recibir alguna vez un SI
Resultados: Puros NO. O frases como "seguí participando".


5) Tímida
Comportamiento: Se la pasa escondida. No emite señales ni sonidos. Un potus. Vive deseando en silencio.
Objetivos: Que alguien se de cuenta que existe. Que escuche su silencio.
Resultados: Negativo. No existen las personas que vean lo que no se muestra y que escuchen lo que no se dice.

6) Romántica
Comportamiento: Dulce, pueril, de otra época.
Objetivos: Encontrar a la mujer de sus sueños. Quién la ame y la acompañe para toda la vida.
Resultados: Se queda sola y tarde comprende que la mujer de sus sueños no existe.

7) Interesada
Comportamiento: Se ofrece a la mejor postora. Se relaciona sólo por interés
Objetivos: Encontrar a alguien social e intelectualmente interesante que la "banque"
Resultados: Si es linda y descerebrada, consigue fácilmente quien la aguante.
Se la suele ver en 4X4 visitando amantes.

8) Interesante
Comportamiento: Perfecta, hermosa, inteligente, exitosa, dulce, apasionada.
Objetivos: Para las otras 7, conseguir una así!!!
Resultados: Siempre las disfruta otra.

Por supuesto yo soy una de ellas. O tal vez tengo un poco de todas. Todavía no logré descubrirme.
Pero por lo menos sé perfectamente el tipo de mujer que a mi me interesa.

Hay días...

... En los que me propongo ser diferente.
Y pienso, por ejemplo, hoy quiero salir y putear a los que me cansan.
Quiero ser inimputable. Decir cualquier cosa y que no se me acuse de nada.
Gritar, usar muy fuerte mi voz y que se den vuelta para mirarme. Que mi sonido resulte molesto, perturbador. Abandonar ese tono medio que uso habitualmente para que mis cuerdas no acaben por lastimarse.
Dejar de estar agazapada y encontrar el momento oportuno para dar el zarpazo
Dejar la seriedad de lado porque suelo no serlo tanto
Sentarme en un bar sola en la noche y no parecer una puta.
Poder hablar con cualquiera, esa misma noche, sin sentirme amenazada
Poder mantener conversaciones estériles sin sentir que perdí nada.
Ser incorrecta
Insurrecta
Engreída
Arpía
Extrovertida
Insoportable
Irresponsable
Inestable
Idiota
Fácil
Histérica
Jodida
Nerviosa
Viciosa
Zafada
Que mi decisión se traslade en actos.
Que mi cuerpo acompañe a mis palabras.
y que puedan sostenerme la mirada.

El fin

La historia es breve y sencilla como todas las historias de amor que se precien de tal. A y B se conocieron y casi inmediatamente se enamoraron.
A estaba perdidamente enamorada de B y se lo hacía saber a diario de todas las formas posibles. B decía estar enamorada de A y lo demostraba de la mejor manera posible...Con todas las limitaciones del caso. Sus propias limitaciones.
Luego de un tiempo el amor, como a veces pasa, se acabó. Al despedirse (mal, como casi siempre ocurre) A le confesó a B que le estaba eternamente agradecida. Que en el tiempo en el que estuvieron juntas había tenido momentos de plena felicidad y que si bien las cosas entre ellas ya no funcionaban, le guardaba cariño.
B, que siempre había sido muy básica con sus sentimientos y había pasado 30 años peleada con la vida, le dijo: "Me das pena. Sos tan sentimental, tan boluda"
"¿Qué es lo que te da pena?", preguntó A. "¿Que te haya amado? Al contrario, estoy feliz de que eso me haya pasado. Lástima tendría que darte si tan solo hubiese estado con vos para sentirme acompañada", concluyó A.
A se quedó callada. Miró fijamente a los ojos a B y le dijo: "me das lástima".
La historia es breve y sencilla como todas las historias de amor que se precien de tal. A, como era de esperarse, volvió a enamorarse. No era básica para demostrar su amor, sino que el amor era algo básico, fundamental en su vida.
B... Siguió peleada con la vida y durante un largo tiempo se ocupó y disfrutó repartiendo mierda.

Preguntas al azar

¿Por qué cuando te distancias de una persona con el tiempo ese amor que alguna vez supieron tenerse, se convierte en el más profundo odio. O, lo que es peor, en la más cruel indiferencia?
¿Por qué si hay tanta gente sola nunca se encuentran?
¿Por qué muchas veces me quedo sin palabras cuando más necesito que aparezcan?
¿Por qué me traiciona la timidez?
¿Por qué la gente tímida no resulta interesante?
¿Por qué no me traicionará el inconsciente evitando así seguir sumando palabras?
¿Por qué si estoy mucho mejor que ayer, muchas veces me cuesta tanto pensar en un buen mañana?
¿Por qué tengo una fuerza arrolladora pero cuando me quedo sin ella, pierdo todo registro de haberla experimentado?
¿Por qué es mejor estar sola que mal acompañada en lugar de estar mal acompañada pero... Acompañada al fin?
¿Por qué me preguntaré tantas estupideces...
(No lo digas, gracias)

Mujeres...

"Mi abuela -que no era tuerta- me decía:
'Las mujeres cuestan demasiado trabajo o no valen la pena. ¡Puebla tu sueño con las que te gusten y serán tuyas mientras descansas!'"
(Oliverio Girondo - Espantapájaros 14)

Me voy a dormir.. No sé si me explico...

¿Quién dijo que soy fácil?

Porfiada, cabeza dura.
Conozco mejor que nadie mis debilidades, mis oportunidades y mis contras. Sé hasta donde puedo llegar y sé que mi tenacidad es irresponsable.
Vuelvo a casa a la noche con la música a todo lo que da, escuchando algo que me levante y me ponga en mis cabales.
Que me levante el ánimo es fácil, porque lo cierto es que no estoy desanimada. Que me ponga en mis cabales tampoco es necesario, no creo estar tan equivocada. Una siente lo que siente y no hay porque censurarlo.
Dejarse llevar y disfrutar. Esa es en parte la clave de la felicidad.
Estar en el momento justo con la persona indicada.
Compartir el tiempo sólo con personas que me agraden.
Ser exigente conmigo y con los demás. Y aunque intente convencer y convencerme, saber que el paso de los años no me hará menos estricta en mis elecciones.
Y tener presente que en la vida lo que no cuesta no vale.
A esta altura de los acontecimientos tengo que seguir "trabajando" para conseguir lo que quiero.
A mi juego me llamaron... A trabajar se ha dicho!!

Miradas

No acostumbro a andar "robando" por ahi, pero la ocasión bien lo amerita.
La frase no me pertenece, la escuche hoy y me pareció más que acertada.
Sería algo así:
"Yo sí la miré, es ella quién se perdió de mirarme".
Vaya desencuentro si lo hay. Mirar a la persona equivocada por la sencilla razón de que no ha reparado en nuestra mirada. Equivocada sólo por eso y no porque estemos equivocados de mirar a la persona que no repara en nuestra mirada.
¿Se entendió?

Sola mientras tanto...

Hay veces que una necesita que la necesiten. Que estén pendiente, que la hagan sentirse importante, viva, querida...
Este blog nació oportunamente para redimirme. Como método de catarsis. Con la secreta esperanza de que en algún momento ella pudiera leerlo y entendiera porqué había llorado tanto.
Con el correr de los días me arrepentí. De nada servía detenerme en el pasado y “enojarme” o sentirme dolida con quien ya no estaba.
Lo que en su momento no le dije, no me dejo decirle, o no quiso escuchar, ya no tenía ningún sentido. Para qué volver sobre el pasado, sobre lo no dicho, si en definitiva me había quedado con lo más importante... Con su sonrisa, con su mirada y con todo el amor que me enseñó que yo podía darle.
Superada esa historia me di cuenta que tenía ganas de volver a enamorarme. Que tenía derecho. Que deseaba sentirme así de estúpida y así de feliz como las personas que realmente se aman.
Entendí también que no era tan joven como para dejar pasar mis años, pero tampoco tan grande como para preocuparme.
Que estando sola me reencontraba conmigo pero que nesitaba que me necesitaran. Que estén pendiente, q me hagan sentir importante, viva, querida...
Estoy en camino. Aunque su atención me esté costando.
Aunque no acuse recibo. Aunque no se de cuenta de nada.

Pequeños placeres...

Una de las cosas que más placer me da, de las sencillas, cotidianas y al alcance de mi mano, es escuchar música a todo lo que da. Viajar con música y cantar a los gritos. Sola, por supuesto, no soy tan mala como para torturar a alguien.
De vez en cuando algunas miradas aterradas, me hacen comprender que gesticulo demasiado.
Si me gusta mucho una canción, la escucho hasta gastarla e inmediatamente la hago mía. Por lo general me recuerda a alguien o simplemente pienso a quien podría dedicársela.
Lamentablemente, con la voz que me tocó en suerte, me la paso desafinando (y pensar que formaba parte del coro del colegio...) o lo que es peor, suelo quedarme sin habla.

Hoy me la pasé escuchando esta canción. Dejo sólo una frase. La música la debo porque no tengo idea cómo ubicarla.

"... cuando anochezca en tu porteña soledad...Por la ribera de tu sabana vendré con un poema y un trombón a desvelarte el corazón..."

Si hay gente que lo hace tan bien (y gana amores y plata), para que me voy a complicar yo con las palabras...

Cortito y al pie

No hay caso...

Aunque me esfuerce, aunque haga lo imposible, aunque mi mirada esté más que atenta, aunque le ponga "onda", aunque F intente convencerme que solo estoy distraída, aunque lea y relea escritos sobre el tema...
Todavía no le encontré la vuelta...

No sé si me retiro con la frente alta o sigo participando...

Puedo ser...

Seria o absolutamente delirante.
Intentar demostrar que algo sé de algo.. O pasar como la más ignorante.
Ser rápida para las contestaciones o sumamente quedada.
Usar palabras bonitas o convertir mi vocabulario en un par de términos básicos.
Intercambiar conceptos, si me interesa hacerlo, o quedarme callada.
Pasar desapercibida pero captar la mirada de alguien.
Resultar interesante (aunque no esté en pareja) o ser de lo más desagradable.
Ser sociable o todo lo contrario.
Ser comprensiva pero intolerante.
Ser breve, clara y sencilla o ahogarme en palabras convirtiéndome en vueltera y rebuscada.
Levantarme ganadora o hecha una piltrafa.
Ser libre pero atarme a sus palabras.